martes, 11 de mayo de 2010

Petroglifos de Toro Muerto, Arequipa

Los Petroglifos de Toro Muerto se componen de más de 5000 bloques de piedra volcánica, que se desprendieron de las crestas rocosas, en edades geológicas, y grabados con figuras antropomorfas, zoomorfas, y geométricas, entre otras. Las técnicas utilizadas para estos grabados pétreos en bajorrelieve fueron el rayado, percusión, golpeado y desastillado. Esta zona es considerada el repositorio de arte rupestre más grande y rico en todo el mundo. Las figuras fueron hechas por pobladores de las culturas Wari (Ayacucho), Collagua (Colca y Condesuyos) e Inca (Cusco) en su constante paso desde el Ande hacia la costa en busca de cochayuyo y pescado, aproximadamente entre los años 500 a. C. y 1.300 d. C.




Los petroglifos fueron descubiertos por el Dr. Eloy Linares Málaga en 1951 y desde entonces han sido investigados por varios estudiosos, sin contar lamentablemente con un inventario completo de este lugar. Entre las diferentes y muy variadas figuras, resaltan diseños de aves (como el cóndor), cuadrúpedos (como felinos y llamas), serpientes, y particulares danzantes con posturas en movimiento y con máscaras o lágrimas en sus ojos. Estas representaciones hacen suponer a los arqueólogos que fueron pintados con el propósito del concepto agua – fertilidad. Desde 1982 los vestigios fueron declarados Patrimonio de la Nación.




Por otro lado, recientes investigaciones en esta provincia han descubierto huellas de dinosaurios en el anexo de Querulpa, distrito de Aplao, a pocos minutos de Toro Muerto, por lo que esta visita se convierte en un viaje al pasado prehistórico de nuestra era.

Los petroglifos se ubican en una terraza aluvial de la margen derecha del río Majes, ocupan una extensión de aproximadamente cinco kilómetros cuadrados en el distrito de Uraca, provincia arequipeña de Castilla. A pie el recorrido toma aproximadamente unas 2 horas y 30 minutos.